El más antiguo antecedente de la aduana lo constituye el portorio de los romanos. Los fenicios fueron los que iniciaron el registro para el comercio de importación y exportación, quienes a su vez
fueron seguidos por los cartagineses, que fueron grandes comerciantes en el mar
Mediterráneo.
También existieron las
aduanas de Grecia en la época antigua y se cobraba un impuesto del 2%
sobre mercancía que se importaban y exportaban. Igualmente existieron aduanas
en aquellas ciudades que tenían un gran auge comercial como: Génova, Pisa,
Venecia entre otros.
Fueron los árabes quienes
impulsaron el impuesto de aduanas, dándole el carácter de
contribución general sobre todos los productos que ingresaban por sus
fronteras. Estos introdujeron las aduanas en España desde la
dominación ocurrida en el siglo VII y llamaron portazgo al derecho que pagaban
las mercancías que se transportaban de un lugar a otro.